SIMA DEL AGUADERO II (PR-9)
22.8.2019
Espectacular sima entre semana.
Nos fuimos Robin, Juanma Lopez, Carolina, Rafa, Ale Asensio, Santi Asensio, Karen Huonder y yo hasta Ventas de Zafarraya para visitarla.
Al llegar empezó a aparecer algo de niebla y las temperaturas eran muy suaves, lo que se agradece siempre en las aproximaciones.
En esta ocasión la instaló Santi con la ayuda de Karen, y, en lo que será la tónica a partir de ahora, las cuerdas las aportamos entre todos los participantes. Robin estrenó la suya, Juanma trajo otra y Carolina aportó una del club que usaremos hoy para cambiar las de Cártama. La aproximación fue corta y sólo me despisté una vez (¡Olé!), aunque ya he recorrido ese camino 14 veces, 7 por cada Aguadero :) :) :).
La instalación fue rápida, y la progresión lo mismo. El pasamanos inferior estaba instalado pero en el tercer tramo de cuerda sigue habiendo un roce muy feo que hay que quitar o terminará dañando alguna cuerda. En la próxima visita nos llevaremos un taladro para poner anclajes para una desviadora.
Una vez abajo hicimos el recorrido de rigor por la bella sala inferior e iniciamos el ascenso. Santi se empeñó en desinstalar él también, y Robin disfrutó subiendo su primer petate. ¡Bravooo!
Una vez en la boca la niebla era muy espesa. A ratos desaparecía y a ratos no se veía a unos metros, aunque la temperatura fue muy agradable. Tras cambiarnos en los coches aparecieron entre la niebla 4 ciclistas fantasmales (hay que tener valor para meterse ahí con esa niebla y ya noche cerrada).
El retorno por la pista fue acojonante: la niebla se cerró más todavía y no había forma de ver los límites de la pista de tierra. Iba Santi con la ventanilla bajada guiando cómo de cerca del borde del camino estábamos. Porque por el cristal delantero no se veía un carajo, ni desempañando ni de ninguna manera. Pero una vez en la carretera, en cuanto nos alejamos un poco desapareció la niebla.
El retorno por la pista fue acojonante: la niebla se cerró más todavía y no había forma de ver los límites de la pista de tierra. Iba Santi con la ventanilla bajada guiando cómo de cerca del borde del camino estábamos. Porque por el cristal delantero no se veía un carajo, ni desempañando ni de ninguna manera. Pero una vez en la carretera, en cuanto nos alejamos un poco desapareció la niebla.
En resumen, una visita sumamente entretenida y emocionante. Creo que a los que nunca habían estado les ha gustado la sima, que tiene de todo: cuerda interesante, destrepes que requieren concentración y unas formaciones bellísimas. ¡Pensando ya en la próxima!
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